Hoy Víctor Jara hubiera cumplido 76 años, si sus verdugos no le hubiesen metido 44 balas. Acá, un poquito de todo lo maravilloso que dejó...

Homenaje a Víctor Jara
(José Antonio Labordeta)
Repito estas palabras
con voz que se me escapa
a sitios donde crecen
el crimen, la amenaza,
la fiera soledad
de los que a hierro matan.
Pienso en la ultima tarde
cantando tus canciones
frente a la gran montaña,
pienso en tu muerte sucia
batido por los golpes,
los gritos y las balas.
Escucho tus silencios,
largos como la lluvia,
regresando a tu casa.
Repito tus caminos,
tus ojos, tus mañanas,
perdidos por el agua.
Grito tu voz clavada
contra el alba desnuda,
levantandose izada
como un toro que surge
en una tarde clara
frente a la tierra parda.
Repito estas palabras
con voz que se me escapa
a sitios donde crecen
el crimen, la amenaza,
la fiera soledad
de los que a hierro matan.
Pienso en la ultima tarde
cantando tus canciones
frente a la gran montaña
pienso en tu muerte sucia
batido por los golpes,
los gritos y las balas.
(José Antonio Labordeta)
Repito estas palabras
con voz que se me escapa
a sitios donde crecen
el crimen, la amenaza,
la fiera soledad
de los que a hierro matan.
Pienso en la ultima tarde
cantando tus canciones
frente a la gran montaña,
pienso en tu muerte sucia
batido por los golpes,
los gritos y las balas.
Escucho tus silencios,
largos como la lluvia,
regresando a tu casa.
Repito tus caminos,
tus ojos, tus mañanas,
perdidos por el agua.
Grito tu voz clavada
contra el alba desnuda,
levantandose izada
como un toro que surge
en una tarde clara
frente a la tierra parda.
Repito estas palabras
con voz que se me escapa
a sitios donde crecen
el crimen, la amenaza,
la fiera soledad
de los que a hierro matan.
Pienso en la ultima tarde
cantando tus canciones
frente a la gran montaña
pienso en tu muerte sucia
batido por los golpes,
los gritos y las balas.

Somos Cinco Mil
Somos cinco mil.
En esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí,
diez mil manos que siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad,
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión, terror y locura!
Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podía golpear a un ser humano.
Los otros cuatros quisieron quitarse todos los temores,
uno saltando al vacío.
Otro, golpeándose la cabeza contra el muro.
Pero todos, con la mirada fija de la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera.
Sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto, tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatros murallas sólo existe un número,
que no progresa,
que lentamente querrá más muerte.
Pero de pronto me golpea la conciencia.
Y veo esta marea sin latido.
Pero con el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona.
Lleno de dulzura.
¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Que griten esta ignominia!
Somos diez mil manos menos
que no producen.
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que las bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
¡Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto!
Espanto como el que vivo,
como el que muero, espanto,
de verme entre tantos y tantos.
Momentos del infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo, nunca vi
Lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento...
(Ultimo poema, inconcluso, que escribió en el Estadio Chile)
El Derecho de Vivir en Paz
Plegaria a un Labrador
Somos cinco mil.
En esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí,
diez mil manos que siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad,
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión, terror y locura!
Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podía golpear a un ser humano.
Los otros cuatros quisieron quitarse todos los temores,
uno saltando al vacío.
Otro, golpeándose la cabeza contra el muro.
Pero todos, con la mirada fija de la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera.
Sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto, tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatros murallas sólo existe un número,
que no progresa,
que lentamente querrá más muerte.
Pero de pronto me golpea la conciencia.
Y veo esta marea sin latido.
Pero con el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona.
Lleno de dulzura.
¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Que griten esta ignominia!
Somos diez mil manos menos
que no producen.
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que las bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
¡Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto!
Espanto como el que vivo,
como el que muero, espanto,
de verme entre tantos y tantos.
Momentos del infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo, nunca vi
Lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento...
(Ultimo poema, inconcluso, que escribió en el Estadio Chile)
El Derecho de Vivir en Paz
Plegaria a un Labrador

Canciones variaditas (algunas típicas del canto popular picaresco), de un repertorio muy amplio:
Manifiesto
Ni Chicha ni Limoná (en vivo en La Habana)
El Pimiento
Oiga Pues, M'Hijita
La Edad de la Mujer
Documentales:
El Derecho de Vivir en Paz (1999)
http://www.clan-sudamerica.net/invision/index.php?showtopic=4040&hl=victor+jara
La Funa de Víctor Jara (2007)
http://www.clan-sudamerica.net/invision/index.php?showtopic=31720&hl=victor+jara
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